Hablar de la boda de Dani y María en el Señorío de Lepanto en octubre es recordar un día lleno de amor, locura, diversión y emoción. Todo comenzó con María preparándose para el gran día; su madre la peinaba con cariño mientras su perro la miraba expectante. El ramo de novia, compuesto por hermosas rosas rojas, completaba su look radiante.

Las damas de honor, vestidas de azul y luciendo guapísimas, caminaron por las calles de Málaga junto a María hasta llegar a la iglesia. El vestido de novia de María era simplemente precioso, y no dejaba a nadie indiferente. Los abuelos no podían contener la emoción al ver a María caminar hacia Dani, quien la esperaba con los ojos llenos de amor.

La ceremonia fue emotiva y llena de significado, pero una vez pronunciaron el "sí, acepto", la fiesta dio comienzo. La madrina con todo su arte bailaba en la pista de baile, contagiando a todos con su alegría y energía. La noche transcurrió entre risas, bailes y momentos inolvidables que quedarán grabados en la memoria de todos los presentes.

Así, la boda de Dani y María fue mucho más que un evento, fue la celebración de un amor verdadero rodeado de familia, amigos y mucha felicidad.